La familia Faber-Castell puede recordar una memorable historia que abarca más de 250 años.
Con su esposa Maria y su hijo Anton Wilhelm, Caspar Faber comienza a producir lápices en Stein, cerca de Núremberg.
El hijo de Caspar, Anton Wilhelm, adquiere un terreno en las afueras de Stein y convierte el taller de lápices en una moderna fábrica. Ese mismo lugar sigue siendo la sede de la compañía hasta el día de hoy.
A pesar de los difíciles tiempos económicos, el hijo de Anton Wilhelm, Georg Leonhard Faber, logra aferrarse a su fábrica. Su esposa Albertine lo apoya activamente. La pareja tiene tres hijos y dos hijas