El viaje del alimento
Autora: Silvia Alvarado
Sebas estaba muy emocionado porque su maestra les habló sobre un tema misterioso: ¿A dónde van los alimentos después de que los comemos? Esa noche, después de cenar, algo increíble ocurrió. Sebas sintió un cosquilleo en la barriga y, de pronto, ¡se encogió hasta volverse tan pequeño como una semilla! Con asombro, vio cómo una manzana que acababa de comer comenzaba un gran viaje dentro de su cuerpo.
— ¡Sujétate bien, Sebas! — dijo la manzana, guiñándole un ojo —. Vamos a recorrer un camino muy especial. Primero, pasaron por la boca, donde los dientes y muelas la masticaron en pedacitos. Luego, bajaron por un túnel llamado esófago y llegaron al estómago. Allí, un equipo de jugos especiales la transformó en algo más fácil de usar.
— ¡Ahora vamos al intestino! — exclamó la manzana. En el intestino, unas manos invisibles llamadas nutrientes tomaron pedacitos de la manzana y los llevaron por la sangre hasta los músculos y el cerebro de Sebas.
— ¡Gracias a mí, tendrás energía para jugar, correr y aprender! — dijo la manzana con alegría.
Cuando el viaje terminó, Sebas despertó con una gran sonrisa. ¡Había aprendido que los alimentos no solo quitan el hambre, sino que le dan fuerza y salud! Desde ese día, prometió comer frutas, verduras y otros alimentos saludables para que su cuerpo siempre estuviera fuerte y listo para nuevas aventuras.